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Paganismo

Pasos hacia lo sagrado

Por Alain de Benoist

 

En los siglos quince y dieciséis, el Renacimiento fue genuinamente un re-nacimiento, un renacer. "Nos llevo," como dijo Ernest Renan, "a ver a la Antigüedad cara a cara." A pesar de que este renacer no fue un viaje al pasado o un simple regreso del pasado, sino al contrario un punto de partida para una nueva aventura espiritual, una nueva aventura del espíritu Fáustico, de aquí en adelante triunfante porque finalmente se ha despertado a sí mismo. Hoy el "neo-paganismo", igualmente, no es una regresión. Al contrario, es la elección deliberada de un futuro más auténtico, más armonioso, más poderoso--una opción que proyecta en el futuro, para las nuevas creaciones, lo Eterno desde donde nosotros venimos.

 

Si uno reconoce que algo es grande, Heidegger dice, "entonces al principio de esa grandeza hay todavía restos de algo mucho mas grande." El paganismo hoy requiere claramente, en primer lugar, una cierta familiaridad con las antiguas religiones Indo-europeas, su historia, su teología, su cosmogonía, su sistema simbólico, sus mitos y los mitemas de que forman parte de ellas--la familiaridad con el conocimiento, pero también la familiaridad espiritual; la familiaridad epistemológica, pero también la familiaridad intuitiva. El paganismo no sólo es una cuestión de acumular conocimientos sobre las creencias de las varias regiones de Europa, ni nosotros podemos ignorar los rasgos que les distinguen, a menudo profundamente. El paganismo también requiere, sobre todo, identificar la proyección de esas creencias, la transposición de un cierto número de valores que, como herederos de una cultura, nos pertenecen y están relacionados con nosotros directamente. (Esto, como consecuencia, nos lleva a reinterpretar la historia de los dos últimos milenios como la historia un gran combate espiritual).


Esta recuperación de las tradiciones paganas es una tarea considerable. No sólo las religiones de la vieja Europa no cedieron nada al monoteísmo en su riqueza o su complejidad espiritual y teológica, sino que nosotros incluso podemos decir que en este terreno ellas prevalecieron a menudo. La cuestión mas importante no es si las religiones paganas son mas ricas y mas complejas que el monoteísmo. Lo que es importante es que ellas nos hablan sobre nosotros, y yo por mi parte aprendo mas lecciones del contraste simbólico de Jano y Vesta, comprendo mas sobre la ética de Oresteia o del cuento sobre de la desmembración de Ymir, que de las aventuras de José y sus hermanos o de la historia del intento de asesinado de Isaías.


Más allá de la simple observación de los mitos, es aconsejable buscar alguna concepción de la divinidad y de lo sagrado, algún sistema de interpretación del mundo, alguna filosofía interna en ellos. Porque incluso declarar la inexistencia de Dios, como Bernard-Henri Lévy hace, presupone un monoteísmo implícito. Nuestra época todavía permanece profundamente Judeo-cristiana en la forma cómo concibe la historia y en los valores esenciales que asume, aunque las iglesias y las sinagogas estén vacías. Recíprocamente, un pagano no necesita creer literalmente en Júpiter o Wotan, aunque eso no seria más ridículo que una creencia literal en Jehovah. El paganismo contemporáneo no consiste en erigir altares a Apolo o reavivar el culto de Odin. Implica mirar mas allá de las formas de la religión, y de acuerdo a un procedimiento tradicional, buscar el "equipo mental" del cual la religión es el producto, el universo interior que refleja, la forma de entender el mundo que denota. En pocas palabras, implica considerar a los Dioses como "centros de valores" (H. Richard Niebuhr) y los credos de los cuales son objeto como sistemas de valores. Los dioses y los credos pueden ser olvidados, pero los valores permanecen.


Es decir que el paganismo, lejos de caracterizarse por un rechazo de la espiritualidad o un rechazo de lo sagrado, consiste al contrario en la elección (y la reapropiación) de otra espiritualidad, de otra forma de lo sagrado. Lejos ser confundido con el ateísmo o el agnosticismo, interpone, entre el hombre y el universo, una relación fundamentalmente religiosa que en su calidad espiritual nos parece mucho más intensa, más seria, más fuerte que el monoteísmo Judeo-cristiano. Lejos de desacralizar el mundo, lo sacraliza en el sentido literal del termino, ya que le considera sagrado, y es precisamente esto lo que es pagano. Así, como Jean Markale escribe, "el paganismo no es igual a la ausencia de Dios, la ausencia de lo sagrado, la ausencia del ritual. Al contrario, es la afirmación solemne de la trascendencia, la cual comienza con el reconocimiento de que lo sagrado ya no reside mas en el Cristianismo. Europa nunca ha sido mas pagana que cuando mira sus orígenes, los cuales no son Judeo-Cristianos."


La espiritualidad, el sentido de lo sagrado, la fe, la creencia en la existencia de Dios, la religión como ideología, religión como sistema y como institución--todas son nociones muy diferentes y necesariamente no se interceptan, y no son inequívocas. Hay religiones que no tienen ningún Dios (el Taoísmo, por ejemplo); la creencia en Dios no necesariamente implica la creencia en un Dios personal. Por otro lado, imaginar que todas las preocupaciones religiosas pudieran desaparecer permanentemente de la humanidad es, en nuestros ojos, pura fantasía. La fe no es ni represión ni ilusión, y la razón humana lo mejor que puede hacer es reconocer que la razón sola no es suficiente satisfacer todas las aspiraciones internas de los hombres. Como Schopenhauer observa: El hombre es el único ser que es atemorizado por su propia existencia; un animal bruto que cuando vive en la tranquilidad es atemorizado por la nada... Este temor que ocurre sobre todo ante la muerte y luego de la observación de la destrucción y desaparición de todos los otros seres, es la fuente de nuestras necesidades metafísicas; debido a esto el hombre es un animal metafísico." La necesidad de lo sagrado es una necesidad humana fundamental, de la misma manera como la comida o la copulación. Mircea Eliade nota que "la experiencia de lo sagrado es una estructura de la conciencia", sin la cuál uno no podría hacer nada. El hombre necesita alguna creencia o alguna religión--distinguimos aquí la religión de la ética--como ritual, como acciones que le confortan por su regularidad invariable, mientras que forma parte de los modelos habituales por los cuales él es construido. En este respecto, la reciente aparición del ateísmo está entre esos fenómenos de decadencia que están destructurando al Hombre de lo que le hace distintamente humano. ( ¿El hombre que ha perdido la capacidad o el deseo de creer todavía es un Hombre? Al menos uno puede proponer la pregunta.)


"Es posible", Régis Debray escribe, "tener una sociedad sin Dios; no es posible tener una sociedad sin religión." Él agrega: "Los Estados donde el escepticismo predomina van camino a la disolución." Los comentarios de George Bataille también son pertinentes: "La religión, cuya esencia es la búsqueda de una intimidad perdida, es esencialmente un esfuerzo de la conciencia para ayudar al encuentro con uno mismo. " Esto es suficiente para condenar el liberalismo Occidental. Ciertamente le daríamos demasiado crédito al Judeo-Cristianismo si rechazamos todos los conceptos sobre los cuales mantiene un monopolio simplemente porque los ha tomado. No necesitamos desechar la idea de Dios o el concepto de lo sagrado debido a la forma enfermiza en que el Cristianismo los ha expresado, en el mismo sentido que no debemos romper con los principios aristocráticos solo porque han sido caricaturizados por la burguesía.


También debemos notar que en la antigüedad pre-Cristiana la palabra "ateísmo" prácticamente no tenia sentido. Los antiguos juicios por ofensas como "incredulidad" o "impiedad" estaban generalmente relacionados, en realidad, con otras ofensas. Cuando el historiador pagano Ammianus Marcellinus comentaba "que hay algunas personas para quienes el cielo está vacío de dioses", él especifica que ellos creen, no obstante, en la magia y en las estrellas. En Roma fueron los Cristianos quienes fueron acusados de "ateísmo", porque ellos no mostraban respeto a las imágenes de los dioses ni a los lugares de culto. En Grecia, el pensamiento racional se reorientó hacia la teogonía y la cosmología mítica. Por eso Claude Tresmontant, después de haber asemejado al panteísmo gratuitamente con el "ateísmo", escribe que el último es "sumamente religioso", que de hecho "es demasiado religioso, porque diviniza el universo." En la Europa antigua, lo sagrado no se concebía en oposición a lo profano, sino que abrazaba lo profano y le daba significando. No había necesidad de una Iglesia que mediara entre el hombre y Dios; la propia ciudad entera efectuaba esta mediación, y las instituciones religiosas sólo constituían un aspecto de ella. El antónimo conceptual del latín "religio" seria el verbo negligere. Ser religioso es ser responsable, no descuidado. Ser responsable es ser libre--para poseer los medios concretos para ejercer una libertad práctica. Ser libre también es, al mismo tiempo, estar conectado a otros a través de una espiritualidad común.

 

Cuando Lévy señala que el "monoteísmo no es un forma de sacralidad, ni una forma de espiritualidad, sino al contrario, el odio de lo sagrado como tal", su comentario sólo es aparentemente paradójico. Lo sagrado involucra el respeto incondicional por algo; aunque el monoteísmo, en un sentido literal, proscriba tal respeto, colocándolo fuera de la Ley. Para Heidegger, lo sagrado, das Heilige, es bastante distinto de la metafísica tradicional y de la misma idea de Dios. Nosotros decimos, para usar un antimonio favorecido por Emmanuel Lévinas que lo sagrado es como un misterio en este mundo, que esta basado en una intimidad entre el hombre y el mundo, en contraste con la santidad, que confía en la trascendencia radical de lo Otro. El Paganismo sacraliza y por eso exalta este mundo, mientras que el monoteísmo Judeo-cristiano lo santifica, y por eso lo rechaza y lo disminuye.

1 comentario

Antonio Becerra -

Bueno a lo largo de la historia reinaba el paganismo, pero es Cristianismo es el gran culpable de la ignorancia que se vivio en la edad media, mientras que el paganismo jamas se opuso al progreso, antes mas bien lo apoyo.